Pues bien, estamos en julio. Y en julio hace calor. Lo notamos nosotros y lo notan las plantas, sometidas a un estrés hídrico intenso. Algunas no lo superan, y pasan a mejor vida, esto es, a transformarse en nutrientes para otras plantas, que nutrirán a los animales herbívoros, etc. Es reconfortante ser consciente de que todos los seres vivos constituimos eslabones de esta cadena trófica inmortal. O casi.
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