El verano, para los niños al menos, siempre ha sido el tiempo de ocio por antonomasia. Es cuando se juega en la calle, en la playa, en la piscina, es cuando se pasea despreocupadamente, se recuperan amigos demasiado arrinconados en la agenda escolar... Por eso, cuando veo a mis hijos, como a tantos otros chavales, consumiendo su ocio ante el ordenador no puedo evitar preguntarme ¿se habrá extinguido el tiempo de ocio estival?
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