El imparable proceso de urbanización está causando estragos a la biodiversidad; es pura evidencia. Pero para los legos en la materia, la mentada pérdida suele ser imperceptible. En mi caso, una de las desapariciones que más detecto es la de los cañaverales; antes importantes suministradores de cañas por las que pudieran trepar las tomateras; ahora, maleza que hay que cortar.
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