Al igual que en las cuestiones domésticas y las relaciones humanas tendemos a valorar más las cosas cuanto más escasas son, en la fotografía la luz, que es un presupuesto, se convierte en un privilegio cuando su presencia apenas es visible. Y digo apenas porque sin esta conjunción no habría imagen, sino solo soporte. ¡Y es tan duro soportar la ausencia por antonomasia!
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