Un filamento es, visualmente hablando, muy poca cosa. Cuando bregábamos con la fotografía analógica, incluso era considerado como el resultado del rayado del negativo o un hilacho pegado en el objetivo o el papel. Bien acompañado aquí, y resaltado sobre un fondo oscuro, adquiere una prestancia tal, que lo convierte en la estrella, con permiso del ángel.
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