La anciana que vive en la casa de enfrente tiene un balcón con algunas macetas. Cada vez con más frecuencia, y por motivos de salud, se ausenta durante unos días. Pero las macetas siguen ahí, alojando plantas sometidas al abandono eventual. Algunas se conforman con lo que cae del cielo; otras no pueden resistir el estrés hídrico, y se secan. Pero todas constituyen señales de vida, pasada, presente, y puede que futura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario