Un desierto desierto resulta tan natural como un mar con agua. Lo que nos suscita desconcierto es que lugares que acostumbramos a ver rebosantes de gente, estén, a plena luz del día, completamente vacíos, como sucede con este instituto. Quizá lo siniestro sea esto: la observación de la cara oculta -o desconocida- de las cosas. Es la inquietud de lo inusual.
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