Ilustrar el primer libro de la Biblia con imágenes elocuentes ha sido un reto para innumerables artistas desde los tiempos del arte paleocristiano. Esta es la mía. Nace el día y los primeros rayos de luz inciden sobre unas ventanas tras las que los moradores de la vivienda despiertan de su sueño nocturno. El germen de la vida empieza a brotar de nuevo.
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