En esta escena, el protagonista no es, como puede suponerse a primera vista, el árbol que aparece enmarcado por el vano, sino la oscuridad que reina en dos terceras partes de la imagen. Pero una protagonista tan absorbente y tan amorfa necesita algún destello de vida que rompa su monótona dictadura. Un sencillo reflejo captado a la izquierda cumple, austero. este cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario