Son muchos quienes no tienen más remedio que herir el asfalto -y digo que no tienen más remedio porque estoy seguro que es una tarea ingrata-: albañiles que hacen la acometida de la cloaca, operarios del gas, del teléfono, de la electricidad, etc. Y aunque estos parcheados, vistos de cerca, son horribles, si los contemplamos a distancia pueden convertirse en bellos cuadros abstractos.
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