Que la publicidad ha devenido algo ubicuo, es una obviedad. Pero, ya que tenemos que convivir con ella, ya que nos acompaña por todas partes con la perseverancia del picapedrero frente al granito, podríamos pedir a los creadores publicitarios un poco menos de impostura y estridencia, un poco más de naturalidad. Aunque solo sea por respeto a los viandantes.
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