El viñeteado, bien sea óptico, bien mecánico, se considera un defecto de la imagen. Pero podemos darles la vuelta a los defectos y utlizarlos como opción creativa. Cualquier elemento que interfiera en el motivo principal de la imagen partiendo de los márgenes y se mantenga en clave baja, puede funcionar como una viñeta que reenmarca la escena de forma inhabitual. La interferencia, en este caso, se convierte en legítima presencia.
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