Los palos de la luz tratados con creosota para proteger la madera constituyen una especie en extinción. No sé, dicen que ese tratamiento convierte un material tan noble como la madera en un producto cancerígeno. Lo innegable es que esos palos han cumplido perfectamente su cometido resistiendo a la intemperie durante décadas. Ya veremos lo que duran los de hormigón armado. A las termitas, les da igual.
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