En ocasiones, no hay que buscar grandes destrozos para advertir las consecuencias de los vándalos. Cualquiera puede hacer una prueba sencilla: caminar por la acera de la calle de su ciudad un solo tramo, y seguro que se encuentra con algunas huellas de su paso. Aquí, por ejemplo, una bombilla rota. Discreción no les ha faltado.
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