El modernismo fue, quizá, el último movimiento contemporáneo que dio preeminencia a la curva. En un mundo cada vez más funcional, más racionalista, en el cual la recta, tanto vertical como horizontal, marca la pauta a seguir, toda curva constituye un canto a la belleza aparentemente inútil, porque se recrea en los vericuetos en lugar de buscar la distancia más corta entre dos puntos.
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