Si algo admiro de la naturaleza es su capacidad de supervivencia fundamentada en la asunción del caos, consecuencia de esta lucha sin cuartel por lograr colocarse en la parte más soleada, en la más fértil, por llegar primero allí donde no hay para todos. Y lo que más admiro de los humanos es precisamente lo contrario: su empatía hacia el más débil.
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