Si uno ha visto una proyección de vídeo "mapping" , utilizando como pantallas superficies reales, seguro que, a poco que sea digna, se ha quedado asombrado. Cuando se llevan tres o cuatro, quizá las impresiones no sean tan intensas. Pero, por mucho "mapping" que se llame, sus orígenes son tan antiguos como el mito de la caverna de Platón: luces que proyectan sombras de los objetos interpuestos entre aquellas y una superficie cualquiera a modo de pantalla.
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