Hay espacios abiertos, pero sin algunas de sus paredes y con techados. Son lugares extraños, en los que no se sabe si su función es la de ser ocupados o de servir de transición a otros. Son públicos, pero tienen un no sé que de privacidad. Forman parte del urbanismo, pero también de la arquitectura. Su gran peligro es que dejen de ser híbridos de formas atrevidas para convertirse en áreas de indiferencia ciudadana.
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