Parece una pequeña balsa expuesta a la fuerza de un tsunami; parece una cáscara navegable acercándose peligrosamente a las cataratas del Niágara; parece el chorro de agua que cae de una ducha contemplado por un sumidero que no quiere ejercer como tal; parece mil cosas más en un mundo dominado por las apariencias. Lo parece, y las apariciencias también son.
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