Y acabaremos como estas motas, pegadas a un cristal olvidado por el personal de limpieza y del que solo los aspirantes a grafiteros sin recursos para comprar aerosoles se acuerdan, al pasar la mano y los dedos para dejar su rastro. Es una especie de memento mori adaptado a los tiempos actuales, en el que las calaveras y las flores mustias se consideran anacrónicas.
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