Las casas deshabitadas tienen una enorme capacidad para evocar el abandono y el paso del tiempo. La degradación del edificio, el tapiado de sus aberturas, el crecimiento descontrolado de las plantas trepadoras y hierbajos; todo nos remite al pasado. Todo, excepto el fondo de la fotografía, donde las persianas subidas del bloque de pisos indican que la vida continúa allí, indiferente a los que han muerto o se fueron.
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