La naturaleza sigue su curso, como siempre. Unas plantas nacen, otras crecen, y otras se vuelven mustias y mueren; los árboles celebran la llegada del otoño dejando caer sus hojas, y todos se arriman al arroyo, buscando el agua que la lluvia no les ha concedido. Pasa un vándalo, tira una botella de plástico, y arruina la escena. Porque existen vándalos del paisaje que, aunque no destruyan físicamente, echan a perder los paisajes que nos alimentan visualmente.
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