Es difícil enmarcar esta fotografía en un género determinado. No es un bodegón, porque no se muestran alimentos ni flores; tampoco es una naturaleza muerta, porque no hay animales muertos. ¿Qué es, entonces? No lo sé; su género me resulta indiferente, pero no así su forma ni la connotación de la imagen. Es el escritorio de mi hijo, captado en su ausencia, que me remite a su presencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario