Perspectiva aérea

He fotografíado este paisaje, especialmente anodino, porque nos permite centrarnos en la perspectiva aérea sin que otros elementos plásticos o referenciales distraigan la atención. El aire -sus partículas sólidas en suspensión, el vapor de agua que contiene- enturbia la visión nítida. Y cuanta más distancia, más aire y, por tanto, menos nitidez. Es una fórmula casi matemática. ¿Lloverá ya de una vez?

Espacios íntimos II

De entre nuestros espacios íntimos, los que se llevan la palma son dos: el retrete y el dormitorio. Ahí, al abrigo de miradas extrañas, tienen lugar algunos de los actos más importantes de nuestra vida: excretar y orinar, y dormir y engrendrar. Solo nos falta la cocina para lograr nuestro triángulo de las Bermudas, dentro del que no se puede entrar. Sin embargo, es un triángulo imperfecto: la cocina se está convirtiendo en un patio al aire libre.

Desencuentro

 

Es frecuente que algunas imágenes me sugieran palabras concretas, secas, que no necesitan locuciones ni circunloquios para expresar una idea. Y esta fotografía en la que apenas se distinguen  los respaldos de dos sillas, me evocan la palabra "desencuentro". Las sillas se dan la espalda y, cuando dos entes no se hallan cara a cara, ese desencuentro es inevitable. Por cierto, ¿dónde está la cara de una silla? 

Suspensión de pagos

 

O concurso de acreedores, como se dice ahora. Al fondo, el azul de la esperanza, el dorado de la luz -¿o tal vez sea El Dorado?-. La distancia es asumible para las fuerzas que todavía nos quedan, pero no contamos con la realidad, que se interpone entre nosotros y nuestros sueños. La realidad se llama vidrio, y se yergue como un muro infranqueable, decorado con los cadáveres de quienes intentaron superarlo. La realidad se llama sistema económico.

Lucha por la luz

No sé si tendrá alguna base científica pero, observando esta imagen, me parece ver una denodada lucha por alcanzar la luz: las plantas, u hojas de las plantas más vigorosas acaparán todos los rayos solares, que les permitirán hacer la fotosíntesis y seguir viviendo y creciendo, mientras que las que quedan un poco rezagadas, pierden esta oportunidad y se secan. ¿Como la humanidad?

Objeto de deseo

 

Cuando se habla, sin más, del deseo, todos los imaginamos mujeres -u hombres, cada cual a lo suyo- de formas turgentes, o viajes exóticos, o casas con jardín y césped, o coches deportivos, olvidándonos de que el pan, el humilde pan, probablemente ha sido el objeto de deseo más recurrido desde el Neolítico. Cualquiera que haya pasado hambre lo tiene mucho más claro que nosotros. 

Las roturas

 

Las roturas, las roturas de cristales en este caso, son siempre fuente de disgustos. ¿Siempre? No. El cristalero escucha con gozo indisimulado los lamentos de los clientes que se han quedado con las piezas hechas añicos. Y los observadores buscan entre las formas caprichosas de las grietas aquellas que puedan tener interés estético. Cada loco, con su tema