sábado, 19 de noviembre de 2011

La franja roja


Y aquí han quedado plasmados dos coches, dos transeúntes, un árbol, una tapa de alcantarilla, una pared de obra vista, una columna metálica negra con una especie de pasquín con el típico "Wanted" -o vaya Vd. a saber con qué- y una cristalera tras la cual se accede a un supermercado. Y una franja roja; sobre todo, una franja roja. Sobre todo, roja.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Viaje a la luz


Me acerco a una encrucijada de caminos, pero no tengo duda por cuál proseguir, por más que tenga tres opciones: todo recto, y no precisamente porque la recta sea la distancia más corta entre dos puntos ni porque me deje llevar por la opción más fácil, sino porque del fondo de la calleja brota la luz. Casi estoy por decir que forma parte de nuestro instinto alejarse de la oscuridad y alejarse a la luz. Lástima que quede ya muy atrá el siglo de las luces y que el nuestro se esté convirtiendo en el siglo de las tinieblas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Perspectiva cromática


La oposición de colores cálidos y fríos o tonos neutros, además de generar un contraste cromático intenso que confiere vivacidad a la imagen, posibilita la percepción de diferentes niveles de profundidad. En este caso, el rojo, de naturaleza expansiva, se acerca a nosotros, mientras que el gris azulado del granito se aleja. Y todo sin moverse de sitio.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Con el cielo no hemos topado


Las imágenes de paisajes que no comprenden ni siquiera una parte de cielo siempre son inquietantes. Parecen que desafían la lógica de nuestra visión que, en condiciones normales, está avezada a captar el suelo, un nivel medio o medio alto en el que se alzan edificios, vegetación, objetos y animales, y un nivel superior, el cielo, que corona la composición. Un paisaje sin cielo es, por ende, como un rey sin corona. Un soplo de aire fresco, en definitiva.

martes, 15 de noviembre de 2011

Extrapuertas


Toda puerta cerrada constituye un enigma, supuesto que apela al más allá, no al celestial, claro está, sino al estrictamente terrenal. E incluso cuando sabemos qué hay tras ella, el margen para la sorpresa es muy grande; la incertidumbre, lo imprevisto, puede concretarse en cualquier momento. Ponerse la chaqueta y lanzarse a abrir la puerta es seguir la llamada de la aventura. La lástima es que lo hacemos tantas veces al día, que la aventura se ha vuelto rutinaria. Trágico.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Minima natura


Las plantas trepadoras se me antojan supervivientes natas; aún más, vampirizan a todo aquello a lo que se pueden agarrar, sea un árbol, sea una pared, sea una roca. Por el contrario, las que no disponen de sus tentáculos, se aventuran a expandirse en el aire, se alargan hasta lo indecible, hasta que una simple ráfaga de viento o su propio peso las troncha. Pero, antes de que esto suceda, ¡qué gracilidad la suya!

domingo, 13 de noviembre de 2011

La tercera dimensión


Representar, en una fotografía, las dimensiones correspondientes a la altura y la anchura, es una tarea casi mecánica. El problema estriba en la plasmación de la profundidad o tercera dimensión. La convergencia de las paralelas que se dirigen hacia un punto de fuga es uno de los recursos más convincentes y, por tanto, poderosos. Se inventó hace solo quinientos años...