miércoles, 16 de noviembre de 2011

Con el cielo no hemos topado


Las imágenes de paisajes que no comprenden ni siquiera una parte de cielo siempre son inquietantes. Parecen que desafían la lógica de nuestra visión que, en condiciones normales, está avezada a captar el suelo, un nivel medio o medio alto en el que se alzan edificios, vegetación, objetos y animales, y un nivel superior, el cielo, que corona la composición. Un paisaje sin cielo es, por ende, como un rey sin corona. Un soplo de aire fresco, en definitiva.

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