sábado, 1 de octubre de 2011

Verjas


Supongo que imaginar el mundo sin verjas es una utopía; aunque se podría decir "paleoutopía", puesto que, como mínimo, hasta el advenimiento del neolítico probablemente no existían. Sería ideal que las únicas verjas fueran las mentales, que los límites invisibles los dictara nuestro sentido de la dignidad y del respeto a la intimidad de los demás. Supongo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Código silencioso


Siempre he pensado que las señales de tráfico son milagrosas: logran que una marabunta de personas, transportadas en diferentes medios, consigan llegar a su destino sin chocar, discutirse o colapsar las vías. Luego vendrán las excepciones, en forma de accidentes, heridos, muertos, discusiones violentas y embotellamientos. Casi siempre por no escuchar al código silencioso que constituyen las señales.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El rastro del vándalo


La naturaleza sigue su curso, como siempre. Unas plantas nacen, otras crecen, y otras se vuelven mustias y mueren; los árboles celebran la llegada del otoño dejando caer sus hojas, y todos se arriman al arroyo, buscando el agua que la lluvia no les ha concedido. Pasa un vándalo, tira una botella de plástico, y arruina la escena. Porque existen vándalos del paisaje que, aunque no destruyan físicamente, echan a perder los paisajes que nos alimentan visualmente.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Espejismos urbanos


Contrariamente a lo que se cree, la mayoría de espejismos no tienen lugar en los desiertos, sino en nuestras acristaladas ciudades. Caminamos por cualquier calle y las superficies reflectantes nos proyectan mundos de ensueño, porque la imagen de la imagen que observamos está pasada por el cedazo de lo imaginario, y este se nutre de la promisión.

martes, 27 de septiembre de 2011

Hasta que la luz nos separe


Porque cuando una mano, inocente o no, pulse el interruptor, después de un ligero parpadeo se encenderán los fluorescentes que ahora duermen tranquilos, y los destellos que produzcan herirán mis contraídas pupilas y estas, a pesar de mi buena voluntad, solicitarán la protección de los párpados, que se cerrarán. Volverá la oscuridad primigenia y la imagen del techo vivirá solo en mi recuerdo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Sobreexposición o la uralita a modo de cuadro


Es una pared medianera cualquiera, pero nuestra mirada la puede convertir en única. Hacemos una lectura de luz para que la imagen resulte sobreexpuesta, incluimos en el encuadre algún motivo que dé una nota de color y que acreciente la gama tonal, como la vegetación, y captamos un objeto o parte de él de forma que se nos antoje poco familiar, como una placa de uralita a modo de cuadro. La comida está en la mesa.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Pongamos que gozamos del mobiliario urbano


Al igual que quienes viven en el campo pueden salir a pasear y gozar del entorno, nosotros, los urbanitas, también podemos hacer lo propio. Salimos de casa y, lógicamente, no nos encontramos cultivos, árboles o pájaros; nosotros gozamos de contenedores sucios, de carteles en fase de descomposición, de bicicletas aún sin robar y otras lindezas. ¡Cuánta belleza nos rodea!