jueves, 17 de febrero de 2011

Llueve


Representar la lluvia misma no es fácil, aunque sí su efecto, como he hecho aquí. Me pregunto cómo se percibiría la lluvia antes de empezar a acristalar las ventanas, allá por la Edad Media, porque los cristales son el más fiel aliado de este fenómeno. Tras ellos, a resguardo, podemos contemplar estéticamente la caída del agua. Antes solo se notaba cuando el infeliz de turno se calaba hasta los huesos. Ni hay que decir que maldita la belleza que le encontraría.

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