miércoles, 2 de marzo de 2011

Modernidad y aislamiento


Mi admiración por el pabellón de Alemania de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, obra de Mies van der Rohe, es enorme. Su planta, de inimaginable pureza geométrica pero aun así muy original, sus paredes desnudas de todo ornamento, pero ornamentadas por las texturas y colores de sus materiales, hacen de él una obra maestra. Sin embargo, rezuma frialdad por sus cuatro costados, y predispone al aislamiento, como el que manifiesta esa solitaria figura que se detiene ante no se sabe qué.

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