sábado, 21 de mayo de 2011

Andares y otras posturas


Cuando deambulo por la ciudad, a veces intento imaginarme a la gente sin tronco, como si sus piernas fueran miembros con vida propia que invaden calles, plazas y parques. Es curioso observar lo diferentes que llegamos a ser los humanos cuando caminamos o cuando, simplemente, estamos en reposo, tanto sentados como de pie. Así, veo piernas recatadas, insolentes, titubeantes, seguras, holgazanas, todo ello sin saber el individuo que las acompaña. La ventaja es que de esta manera no tengo por qué preocuparme de los derechos de imagen... de momento.

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