miércoles, 30 de noviembre de 2011

Interior académico II


Una manija puede llegar a convertirse en un chirimbolo importante, imprescindible diría yo. Es la que asegura la estanqueidad de la habitación en la que estamos y, por ende, de la habitación del otro lado de la puerta. Es la que posibilita la intimidad, el sosiego de la soledad, el reposo del exhausto, la frialdad del hermetismo, y el aislamiento de la marabunta que resuena allende las paredes.

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