viernes, 16 de diciembre de 2011

Interioridades


Mostrar el interior de nuestra propia casa es, un poco, como desnudarnos ante ojos desconocidos. El conjunto de objetos y plantas que nos rodean hablan de forma tácita de nuestras preferencias, de nuestros hábitos y, por qué no, también de nuestras manías, convirtiéndose así en delatores de nuestras interioridades. La intimidad, descubierta, pierde entonces su condición.

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