miércoles, 23 de noviembre de 2011

Otoñear


No sé por qué el luto, en nuestra cultura, se viste de negro, cuando lo más apropiado sería hacerlo de marrón, el de las hojas que caer al llegar al otoño, obviamente. No hay ejemplo más palmario en la naturaleza de fenecimiento masivo y, aun así,  dota a nuestros alrededores de unas bellísimas estampas. ¿Será que la muerte, en definitiva, no es más que el estado más bello de la vida?

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