lunes, 20 de junio de 2011

Puerta sobre puerta


Si, como dice el refrán, eso de ponerle puertas al campo es algo casi imposible, en la ciudad, espacio domesticado por antonomasia, es relativamente sencillo. Y a veces, unas humildes puertas de madera no son suficientes, y se recurre a la rejeria, no sé si para dejar que los mirones puedan satisfacer sus deseos o, como sospecho, para acabar de blindar los espacios privados, que no domésticos.

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